Alcaraz también sabe hacer milagros
Carlos Alcaraz derrotó a Rafael Nadal en tres sets (6-2, 1-6, 6-3) y se mete en las semifinales del Mutua Madrid Open, en las que se medirá a Novak Djokovic. El murciano, lesionado en el segundo set, se repuso para obrar un milagro y derrotar por primera vez al rey de la tierra
Así fue el momento en el que Alcaraz se dobló el tobillo en el partido contra Nadal
Llegó la sucesión, al menos su primer atisbo, en un partido para la historia en el Mutua Madrid Open. Carlos Alcaraz venció (6-2, 1-6, 6-3), por primera vez, a Rafael Nadal en un encuentro en el que el déficit competitivo del balear, unido al talento sobrenatural de la joya de El Palmar, marcaron la diferencia para que, a la tercera, fuera la vencida para Carlitos. El murciano, lesionado en el segundo set, resucitó a base de coraje y calidad y avanza a semifinales, donde tendrá otra cita con lo más granado de la historia del tenis, su estreno ante Novak Djokovic. Pero con Alcaraz en estas instancias, y más con el nivel mostrado en la tarde del viernes del Estadio Manolo Santana, todo es posible.
Nadal confirmó todo lo que había comentado en los días previos y que es más que lógico por su lesión. El balear sufrió sobremanera al servicio y mostró que el momento en el que llegaba al partido era muy inferior al de Carlos. El murciano, que no quería reconocer el favoritismo, no dudó en un día que era para ello –presión, estado de su rival…– y se hizo con el mando desde el principio, con parón por su torcedura en el segundo set, y en el final, con una victoria memorable cerrada con un punto de partido para el recuerdo.
Desde el día del sorteo del cuadro masculino, el torneo aguardaba por el duelo con mayor expectación de los últimos años en Madrid. En un lado, Rafael Nadal, campeón de 21 Grand Slam, indiscutible ídolo del público español durante los últimos quince años y figura que va más allá de lo deportivo en España. En el otro, Carlos Alcaraz, la joya del tenis mundial, el nuevo gran talento precoz, que también es español y también levanta al respetable de sus asientos en cada punto. Un duelo histórico que decidiría a un integrante en las semifinales –ante Djokovic–, aunque a todas luces se trataba de una final anticipada.
El partido de los partidos era para disfrutar para todos excepto para los contendientes, que sabían que iban a sufrir lo indecible en una batalla generacional y de estilos en la que, paradójicamente, el rey de la tierra partía con las de perder. Muy corto de forma tras la lesión costal que le ha apartado del circuito mes y medio, Nadal había tenido que levantar tres pelotas de partido ante Goffin para cumplir con su parte y llegar a cuartos. Alcaraz, reciente campeón en Miami y el Godó, arribaba con la confianza a tope pero tampoco inmaculado, después de ceder un set ante Norrie en octavos.
Las más de tres horas de partido que Nadal se había visto obligado a emplear para ganar a Goffin no estaban en los planes iniciales del manacorí, quien pudo haber ganado antes, como él mismo reconoció. Ese cansancio acumulado y la mayor potencia –y rodaje– de Alcaraz, obligaban a Rafa a buscar caminos alternativos, trampas con las que el joven Carlitos pudiera tropezar. Golpe a golpe casi seguro que vencería el aspirante, pero el rey de la tierra iba a buscar en su manga el as con el que seguir sorprendiéndose a sí mismo y ganar el partido.
Alcaraz comienza aplastando
Fue el revés el golpe más buscado por Nadal, que no quería ni ver a Carlitos dominar con su drive. Sin embargo y pese a los fallos del joven, el verdadero agujero estaba en el servicio de Rafa, que perdería sus dos primeros para dar ventaja a Alcaraz en un comienzo de tres juegos, tres breaks y casi 25 minutos de partido.
Rafa parecía en el partido, pero las situaciones límite cayeron del lado de un Alcaraz más inspirado, potente y afortunado. El murciano es un tenista tan completo como el que más en el circuito, y sin su revés más brillante de inicio, aunque lo iría calentando, su derecha, juego en la red y unas dejadas marca de la casa le iban a lanzar a por la inmensa mayoría de winners del partido. Este despliegue, unido a un Nadal de más a menos, convirtió la ventaja en doble con un segundo break que le daba el set por un 6-2 incontestable y que reflejaba lo visto en pista.
El segundo set debía ser otra historia y Nadal comenzó sufriendo, aunque dispuesto a dejarse hasta la última gota de sudor en pos de una remontada que sería épica. Sufrimiento en los dos primeros juegos al saque de la leyenda, que los sacaba adelante, con un Alcaraz aún pujante y que sufriría una torcedura de tobillo que obligaba a parar el partido.
Lesión de Carlos, reacción de Rafa
Las alarmas saltaban y el vendaje en el tobillo de Carlitos no hacía presagiar nada bueno. La mano del murciano también estaba mermada por la caída, aunque fue su cabeza la que, al menos en la reanudación, le impidió competir. Juego en blanco al resto para Nadal, que se ponía con una jugosa ventaja y, lo que es más importante, recuperando su juego para afrontar un encuentro que se aseguraba dramático y dependiente del estado físico de Alcaraz.
Otro infortunio, en forma de golpe de calor en la grada, obligaba a un nuevo parón de casi un cuarto de hora, que los jugadores pasaron entre la incertidumbre y el nerviosismo dado por el encuentro. Alcaraz intentaba aprovechar para recuperar su tobillo, pero algo había mal ahí y, con alta probabilidad, le haría perder el segundo set. Nadal, agraciado por la suerte, no desaprovecharía la oportunidad y con un contundente 6-1 ponía las tablas y el favoritismo de su lado para la manga decisiva.
Desde la lesión, Alcaraz sólo pudo ganar dos puntos a un Nadal que, con el dominio del punto de su lado, se mostró preciso en sus momentos de ataque y paciente para despejar el peligro en la estrategia, precipitada por obligación, de Carlos. Otra vez atendido, el murciano no hacía presagiar nada bueno por su físico, pero la esperanza llevaba a su talento de la mano para ver, si era posible, un gran tercer y último set.
La resurrección de Carlitos
Mucho más animado, aparentemente sano y vestido de blanco, la indumentaria de las remontadas, Alcaraz regresaba para firmar el primer juego de la manga definitiva y volver a animar a un graderío que creía de nuevo en la batalla de poder a poder entre sus dos favoritos. Nadal respondía, firme con el servicio –por fin– y la derecha, para mantener la igualdad en un encuentro rocambolesco a más no poder.
Si alguien podía cambiar aún más el guion del partido era un Alcaraz que, cuando parecía muerto, reaccionó para ponerle mucho, mucho picante al partido. El murciano dio un paso adelante, ajustó sus golpes y pasó de coleccionar errores no forzados a hacer lo propio con puntos a favor. Un huracán, aparentemente recuperado, pasaba por encima del estadio Manolo Santana con un break en blanco en el saque de Nadal, quien descolocado era incapaz de devolverle la rotura, colocándose con un 1-4 en contra y, de nuevo, en situación límite.
Nadal no se rendiría pero dependía de un nuevo freno a la inspiración de su rival para meterse en el partido. Rafa sacó su servicio adelante pero Alcaraz, con las pilas cargadas y la cuota de determinación por las nubes, pondría punto y final a la contienda con una tiranía al servicio sólo al nivel de los elegidos. Primera victoria ante Nadal, con milagro incluido, y rumbo a semifinales del Mutua Madrid Open. Este chico es un tesoro.